Una de las quejas más  recurrente  de un grupo importante de  mujeres de diversas edades, se relaciona con las limitaciones que les genera en sus vidas cotidianas los dolores fuertes y otros síntomas vinculados a ellos durante su periodo menstrual.

En algunos casos además de las molestias físicas está la dificultad para acudir a sus centros de estudio o trabajo, pues requieren permanecer de reposo en casa.

Las consecuencias que genera esta situación en la vida de la mujer que sufre de dismenorrea acompañada o no de  metrorragia, han sido motivo de estudio para profesionales de la medicina en la busqueda de respuestas para el creciente número de mujeres que mensualmente se paralizan ante la llegada de su periodo menstrual.

Para entender qué es lo que sucede en esta situación es importante tomar en cuenta que hay dos tipos de variables a considerar. las variables médicas o fisiológicas propias del proceso hormonal y las variables psicológicas.Las primeras son abordadas por el ginecólogo quien evalúa a la mujer desde el punto de vista físico, para tratar en consecuencia cualquier irregularidad en el proceso menstrual, y las segundas compete al psicólogo evaluarlas. 

En algunos casos debe atenderse al paciente en conjunto.

Desde la perspectiva psicológica una de las razones que conducen al disconfort y la parálisis comportamental durante este periodo de algunas mujeres proviene de Las falsas creencias que conducen a pensamientos ansiogénicos que  generan stress y distorsionan la interpretación de la realidad.

Las creencias que se deben desmitificar son entre otras:

• La menstruación es un castigo para la mujer.
• Es un acto sucio y vergonzoso.
• Durante la menstruación hay que evitar hacer ciertas actividades, no puedes hacer ejercicio, no debes bañar te, no se puede cortar el cabello,  no se puede comer cítricos, no puedes hacer postres...
  
  Ayudar a eliminar estás falsas creencias y el estrés que producen es objetivo de la atención psicológica